Uno de mis sueños repetitivos es la capacidad de volar. No como un halcón, ni como un avión, sino más bien como yo mismo, tal cual como Peter Pan. Sin aprovechar las fuerzas de la naturaleza y sin herramientas. Únicamente de un impulso desde el mismo suelo alzar el vuelo, sin alejarme mucho del mismo, pero lo suficiente como para volar por debajo de los techos de interiores y por encima de tejados de exteriores.

Perfecto para alejarme de los peligros terrestres. Perfecto para sentirme libre mientras observo la población, cada individuo paseando por las calles, gente moviéndose de forma rutinaria y automática a sus lugares de trabajo o volviendo de ellos, perdidos en sus mundos interiores sin darse cuenta siquiera adonde se dirigen.

Hace poco fui partícipe en un espectáculo de hipnosis, protagonizado por Jorge Astyaro. En un momento del espectáculo lo recordé, como era la capacidad de volar que ya había sentido con anterioridad en mis sueños.

No te asustes, la hipnosis no se trata de que un brujo posea tu mente y la controle a su antojo. Puedes hipnotizarte tú mismo en casa, tan sólo se trata de relajarte, concentrarte y dejar volar tu imaginación. A mi parecer la hipnosis es una palabra extravagante para nombrar un estado de meditación profunda donde la conciencia y el subconsciente se abrazan. Donde puedes, a través del estado consciente, dejarte sugestionar por tu subconsciente, de manera similar a como son los sueños lúcidos.

Mientras me dejaba llevar bien poco me importaba lo que la gente pensase en ese momento. Se podían escuchar las risas del público que nos observaba, pero más fuertes eran mis risas interiores. Yo podía volar por encima del lugar, mientras que ellos tan sólo permanecían sentados en sus sillas sin poder ver más allá que varios cuerpos sentados o estirados en el escenario.

Sentimiento, imaginación y realidad. Tres palabras con mucho significado conjunto que derivan fácilmente en preguntas existenciales.

Cuando nos encontramos en un sueño el subconsciente toma el timón del barco. En ese mismo instante somos capaces de sentir vívidamente nuestros pensamientos, aún estando desconectados del mundo que rodea nuestro cuerpo y sin prestar atención a nuestros estímulos sensoriales. Porque es en nuestro cerebro donde se maquinan los sentimientos, donde se establece lo que es la realidad y donde podemos reflexionar acerca de la realidad de nuestros sueños.

¿Son reales nuestros sueños? ¿Son acaso más reales nuestros recuerdos del mundo exterior? ¿No os ha pasado alguna vez que recordáis algo pero no estáis seguros de que haya ocurrido realmente? ¿Acaso sabemos con exactitud lo que es la realidad?

A mi juicio la realidad es individual, el conjunto formado por nuestra percepción, nuestros recuerdos y nuestras emociones. Está claro que nuestros sueños han ocurrido, así que ciertamente son reales. Aún siendo recuerdos ilusorios los hemos pensado. Entonces… ¿tengo la capacidad de volar tal y como la he descrito? Desde luego no en la misma realidad física que compartimos tú y yo. O sí, según se mire.

Lo único que tengo claro es que en este mundo hay mucha gente hipnotizada sin saberlo, debido a su entorno y sus sugestiones así como por sus propias preocupaciones. Y eso, a veces, resulta aterrador.