Este artículo contiene notas del libro “Aprende como Einstein” de Steve Allen, además de conocimientos y pensamientos propios sobre este tema.

Un genio no tiene nada que ver con el conocimiento, sino que su principal característica es la capacidad de aprender. Ser hábil adaptándose a nuevos entornos y aprender de forma eficaz en nuevos campos de conocimiento es un tipo de inteligencia. Lo mejor de todo es que los métodos para pensar con claridad y aprender con eficiencia se pueden enseñar y se pueden aprender.

Nadie nace con un manual de instrucciones sobre el funcionamiento de su cerebro. Así pues, la genialidad y la inteligencia no se basan en la genética, sino en el trabajo perseverante y la mentalidad correcta. Tú también puedes ser un verdadero genio.

Aprender a aprender es una de las habilidades más valiosas que puedes desarrollar. Es la raíz del éxito en lo académico, en los negocios, en el liderazgo, en las relaciones personales y en todas las áreas de la vida.

Uno de los conceptos más importantes es la mentalidad de crecimiento. Aquellos con una mentalidad fija creen que tienen un límite genético para sus habilidades y afrontan los problemas con estupor y preocupados por fracasar, asegurando que el fracaso es algo que deben evitar. Sin embargo, quienes poseen una mentalidad de crecimiento, abordan los temas nuevos con expectativas y afrontando los problemas como retos, sin miedo al fracaso y dispuestos a aprender de sus errores. La mentalidad de crecimiento genera la creencia optimista de que puedes lograr casi cualquier cosa si inviertes el suficiente trabajo y tiempo. Esto hará que aprendas más rápido y en la dirección correcta.

Estas son algunas cosas en las debes centrarte para tener una mentalidad de crecimiento:

  • Olvídate de los “problemas. A partir de ahora son “retos” que afrontar. Pueden ser difíciles, pero con motivación y constancia se pueden superar. Nada es imposible (🙋‍♂️ ya, ¿pero y si…?). Olvídate, no busques excusas, ¿de qué te servirá limitarte? Necesitas dar lo mejor de ti mismo para alcanzar tus objetivos más altos.
  • Tus errores y tus fracasos son tus amigos. Se aprende mucho más si fracasas en algo que si te sale bien. Imagínate la utópica situación en la que todo lo que haces tiene éxito sin esforzarte lo más mínimo, sin desviarte de tus planes iniciales. Llegará un momento en el que te aburrirás, y no sabrás si estás superando ningún reto, porque no tendrás retos por superar. El esfuerzo tiene su recompensa. Sin esfuerzo no hay recompensa.
  • Lee con frecuencia. Con los libros puedes inspirarte y aprender de los éxitos y fracasos de los demás, además de abrirte nuevas puertas. Incluso una novela puede hacerte razonar, descubrirte nuevos mundos, obtener nuevos puntos de vista sobre algo que consideras importante. Ahora en tiempos de Internet también puedes leer blogs como este. En los escritos se encuentra el conocimiento de toda la humanidad durante el paso del tiempo. Una de las formas de inmortalizar los pensamientos es la escritura y su posterior lectura. La comunicación con el autor, aunque lleve siglos muerto. Puedes empezar con diez minutos de lectura diaria, no te engañes pensando que no tienes tiempo. Acabando de leer este post ya lo habrás cumplido hoy. Selecciona adecuadamente lo que lees. Si no sabes por dónde empezar escoge tres libros: uno sobre tu rama profesional que te permita mejorar en lo que eres bueno, otro más personal para entretenerte de un género que te guste, y finalmente otro sobre un tema que crees que te gustaría conocer pero no tienes experiencia. A partir de ahí ya sabrás escoger nuevos libros.
  • Nútrete del pasado, piensa en el futuro, realiza en el presente. De nada sirven las preocupaciones por algo que hiciste en un pasado. No podrás cambiar el pasado, supongo que ya lo sabes bien. Pero… ¿sabes algo? El futuro sí lo puedes cambiar. De hecho, lo puedes escribir. Por ahora no voy a entrar profundamente en metafísica sobre la existencia del destino: me da igual. Si existe el destino no lo podrás cambiar, así que asegúrate de disfrutar cada paso que des. Si no existe no hay preocupaciones, así que es mejor creer que no existe, aunque así fuera. Lo que pienses, será. Por último, no te olvides de dar un paso cada día en la dirección que consideres más correcta. Si te propones algo pero no haces nada para conseguirlo no lo lograrás. Recuerda, si quieres hacer algo, es mejor hacerlo hoy que mañana. Porque si lo haces al revés, mañana volverás a posponerlo, y puede ser que ya no haya un mañana para hacerlo. Ponte con ello, y ponte ahora. Ahora que puedes.
  • Aspira a lo más alto, pero empieza poco a poco. Para construir la muralla china hubo un primer ladrillo. Para correr una ultramaratón de 100km se ha tenido que empezar por correr 10 metros. Plantéate objetivos a largo plazo, pero no te olvides de pensar en los pasos intermedios. Y tampoco te olvides de dar un paso más cada día hacia esos objetivos. Con frecuencia piensa: ¿estoy realizando algo que me permita avanzar en mis principales objetivos? Así podrás seguir un camino sin desviarte demasiado y, si es necesario, serás consciente de que debes desviarte.
  • Haz lo que más te gusta, o lo que te gustaría. ¿Estás haciendo algo que no te gusta? ¿Algo que te frustra cada día más? ¿Algo que no está saliendo como te gustaría? Abandónalo. Ahora. Cambia de rumbo. No le sacarás provecho. ¿Piensas que no puedes dejarlo? Hay un concepto en economía y márketing que se llama “falacia del costo hundido”. Es la aversión a la pérdida. A creer que si no realizas una acción perderás más de lo que ya has perdido. Es un sesgo y freno cognitivo inherente al ser humano que tuvo su sentido en tiempos primitivos cuando los recursos escaseaban y retenerlos aumentaba las posibilidades de supervivencia, pero que ya no es necesario. Por ejemplo esto se hace evidente en los mercados bursátiles, donde uno de los errores más comunes es el de no saber cortar las pérdidas a tiempo. El subconsciente y las emociones a veces nos hacen ser irracionales y paradójicos, y eso nos puede jugar malas pasadas, como tomar decisiones sobre algo que no nos es gratificante porque ya hemos invertido en ello.

No obstante, necesitamos las emociones como fuente de motivación. Serás mejor en aquello que te apasiona, porque para avanzar cada día se necesita estar motivados. Y si algo no te apasiona no estarás suficientemente motivado como para continuar. Además, cada día se aprende algo nuevo. Si algún día sientes que no estás aprendiendo nada debes pensar qué hacer para seguir avanzando hacia tus verdaderas metas. Si tampoco sabes cuáles son deberías pensarlas y escribirlas. Caminar sin rumbo es perder el tiempo, y el tiempo es el recurso más preciado que tenemos.

¿No tienes recursos suficientes para hacer lo que te gustaría? Seguro que existe alguna forma en la que puedas dirigirte hacia eso. Traza un plan para ello. Por ejemplo, imagina que quieres ser un astronauta capaz de llegar al planeta rojo. Es un objetivo ambicioso, pero no imposible. Ahora imagina que no tienes estudios. Todavía más complicado. Un primer paso sería leer los requisitos para convertirse en astronauta. Luego leer algún libro relacionado. Apuntarte a un curso donde puedas conocer ese nuevo campo de conocimiento para ti. Después, realizar los estudios necesarios. Si no dispones del dinero suficiente puedes buscar asociaciones de investigación relacionadas en las que ganar experiencia o métodos de financiamiento para tus estudios. De una forma u otra encontrarás la manera de dirigirte hacia tu objetivo. Si todavía no estás convencido compliquémoslo un poco más. Piensa en el mismo objetivo del ejemplo, pero suponiendo que tienes 60 años. Por edad y por salud quizás no puedas pisar Marte. En ese caso, puedes plantearte el mismo objetivo desde otro punto de vista: ayudar a la humanidad a lograr ese objetivo. Podrías participar en proyectos de investigación para esa misión, contactar con gente en ese campo y pedirles consejo. Encontrarás un hueco para ti en el campo de la investigación. Quien sabe, quizás diez años más tarde alguien logre tu objetivo gracias a ti. Si lo consiguieras, una parte de ti habría pisado Marte.

  • Sé optimista. Supongo que ya te habrás dado cuenta, pero pensar en negativo sólo hará que tu aprendizaje decaiga, te frustes inútilmente y tus pensamientos tiendan a la depresión. Cuando te vengan pensamientos pesimistas tergivérsalos para convertirlos en optimistas, en nuevas opciones. Piensa en las posibilidades y consecuencias positivas de cada acción. No hace falta que dejes de pensar en las negativas, pero ten en cuenta también las positivas. Aquí tienes una pequeña acción que puede tener grandes consecuencias en tu optimismo: cada mañana cuando te levantes, aunque tengas alguna molestia, aunque tengas preocupaciones, aunque tengas pensamientos negativos, mírate a un espejo, sonríe y di: “hoy me siento bien, hoy va a ser un gran día”. Y así todos los días.
  • Medita. Al menos 10 minutos al día, a la hora que sea, en el lugar que sea, con los ojos cerrados o abiertos. Tan sólo asegúrate de no hacerlo conduciendo. Aíslate del mundo exterior y piensa en ti mismo. O no pienses en nada, si eso es lo que te sale de forma natural. No te fuerces, siente tu alrededor. Date un respiro de vez en cuando.
  • Abúrrete más a menudo. Relacionado con el punto anterior, si en algún momento te llegas a aburrir eso será genial, a veces las mejores ideas llegan cuando estás aburrido. Si no tenemos buenas ideas es porque no tenemos tiempo a aburrirnos, parece que nos da miedo. Aprovéchalo para tener tiempo con quien mejor te conoce: tú mismo. Necesitarás tiempo contigo mismo para descubrir algo que no sabías. A veces tienes que pensar, y otras veces debes dejar de pensar y desconectar. Las mejores ideas llegan cuando menos te lo esperas.
  • No te dejes influenciar más de lo debido. Piensa por ti mismo. No te bases en las modas. Un producto no será mejor por ser popular. A veces ser extravagante tiene un punto de satisfacción personal. Las cosas sobresalientes se encuentran allí donde nadie mira. Deja que el mundo estalle a tu alrededor sin que eso te afecte en lo más mínimo. Y si sabes que te va a afectar, proponte cambiar o evitar esa situación. Aprende a decir que no si estás saturado o no deseas hacer algo por alguien, recuerda que también necesitas tiempo para ti mismo y tus objetivos.

Vaya, hacer y pensar todo esto es un verdadero reto, ¿eh? ¡Qué divertido!

Por supuesto yo no soy perfecto, y tú tampoco. Y nunca lo seremos. Y nadie lo es ni lo será. Acéptalo, será más conveniente que creerte alguien superior. Pero asegúrate de mejorar cada día un poco más para ser hoy mejor que ayer. Aquellos que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en un genio también están o estuvieron en constante aprendizaje sin llegar a ser perfectos.

Como hemos visto, el primer paso para convertirse en un genio del aprendizaje es tener una mentalidad de crecimiento. En próximos artículos veremos más pasos en nuestro camino hacia el aprendizaje continuo y eficiente, así como técnicas y nuevos consejos para aprender mejor.

Gracias por leerme. Espero haberte hecho reflexionar un poco 😁. Ahora toca poner en práctica lo que has leído aquí, ¿qué opinas al respecto? ¿tienes más consejos que ofrecernos?